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Cada día hago menos y soy más

y aquel barquito navegó

y aquel barquito navegó Estoy inquieta. No consigo concentrarme en ningún quehacer de obligado cumplimiento. El pijama me acompaña, me encantaría que lo hiciera para el resto del día pero para suerte suya, en breve deberé relacionarme socialmente con un hombre de bata blanca que perfora muelas, uno de bata azul que arregla grifos, una de calzado cómodo que vende zapatos, y otra de rasgos parecidos a los míos que hace comidas ricas en tiempo récord. Apuraré antes de encomendarme a estas obligadas tareas hasta llegar tarde, alguna posiblemente la encubriré bajo una estúpida excusa y la pospondré para pasado mañana y entonces me sobrará tiempo para seguir inquieta pero volveré a bañarme de pensamientos como el de ahora hasta demorarme en la siguiente tarea y volveré a llegar tarde para entretener mi mente con la prisa y no en el tiempo de espera. Me he cortado por tercera vez las uñas de las manos. Inaudito para alguien que siempre se las mordía. Sólo me está quedando el vicio de pensar, contemplar lo que muchos omiten, lo que otros restan importancia, y lo que a otros tantos les resulta ridículo. El día que deje de garabatear aquí, será porque también me he quitado de este último vicio y quizá lo reemplace por el de observar en silencio, sin dejar que se pierdan los detalles que en la trascripción que ahora hago obviamente no puedo mas que dejarlos en el camino, escondidos bajo las palabras que se quedaron por salir, llorando, por mi imperfecto, por discriminatorio, cerebro. Entonces intentaría escuchar a un mudo, ver como un ciego, oír lo de un sordo e imaginar con mis escasos recursos, sintiendo lacónica, sin borrar con la tinta de la escritura. Mientras escribo, una canción se me repite y me intranquiliza aún más porque me resulta tortuosa, siendo infantil: Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña como veía que resistía fue a buscar a otro camarada. Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña como veían que resistían fueron a buscar a otro camarada. Tres elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña como veían que resistían fueron a buscar a otro camarada. Cuatro elefantes se balanceaban… Quiero cambiarla y me cuesta, pero me obligaré a hacerlo, guillotinaré mis pensamientos que libres dejo que fluyan, y me impondré un orden ficticio que hoy mi cabeza debería ayudarme a imaginarlo, por que lo necesito y eso debería bastarle. Dudo de colgar esto, pero lo haré. Lo que antes me avergonzaría hacer, ahora lo hago y me hace sentir mejor. Como lo es para el sordo, escuchar. Aunque a mí me pueda resultar ensordecedor lo que a veces tengo que oír, para él, que nunca pudo hacerlo, es todo un logro, y es, bajo mi punto de vista, de admirar.Cada uno que evolucione como lo sienta y que note que crece en su hacer.

Había una vez un barquito chiquitito,
había una vez un barquito chiquitito,

que no sabia, que no podía, que no podía navegar,
pasaron un, dos, tres,
cuatro, cinco, seis semanas,
pasaron un, dos, tres,
cuatro, cinco, seis semanas,

y aquel barquito y aquel barquito
y aquel barquito navegó.

5 comentarios

yolijolie -

Buenos días familia,
gracias por vuestros siempre calurosos comentarios.
Os deseo un día genial también el que ahora empieza, y si no es el mejor del año, alegrarnos por saber que está por llegar, y disfrutar de éste lo que podamos, y si no, inventarnos lo bueno que puede traernos.
A mí, por lo pronto, se me ha ocurrido releeros mientras desayuno y una sonrisa, que vuestra es, se me ha dibujado en la cara.
Un fuerte abrazo

Suleiman -

Y la canción continúa:
"y si esta historia os parece corta volveremos, volveremos a empezar..."
Y así hasta el infinito, repitiéndose siempre el afán del barquito por querer salir a mar abierto hasta que lo consiga, para seguidamente volver a obviar las leyes de Arquímedes y tener que empezar de nuevo las prácticas de navegación, cual Sísifo empujando la roca hasta la cima del monte para que esta rodase de nuevo y vuelta a empezar.
Bien mirado, empujamos los días con más o menos empeño, a veces llegamos a la cima y entonces tenemos un pequeño lapso en el que podemos observar con detenimiento todo lo que hemos sido capaces de superar, hasta que la piedra caerá de nuevo por la ladera, afortunadamente, la tela de la araña después de demostrar su aguante con los elefantes, no la dejará rodar más abajo. Así que de nuevo a empujar hacia arriba. Pero antes, ¿qué tal unas prácticas de cabotaje aprovechando el solecito?

PD: Lo siento, pero hoy no es mi mejor día del año. Besos mil y no nos dejes nunca huérfanos de tus palabras.

Una admiradora -

A mi me daría pena saber que desaparecen tus "vicios", esos que se esconden debajo de esas virtudes que tanto admiro y que tu te empeñas en no ver. Aunque puesto a cambiar...ponte pene y dimelo...quizás empiece a echarte los trastos....ya sabes que eres mi amor platónico.
Un besico mi yoli
ah!, que el texto no iba de cambiar...hombre si, aunque solo sea la canción.

Cantro -

De momento no está siendo gran cosa... pero esta noche, ¿quién sabe? A lo mejor recibo una visita inesperada :)

yolijolie -

Que tengáis un día genial, el mejor del año, por qué no.