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Cada día hago menos y soy más

Su-dando un paseo

Empujo el carro cuesta arriba. El calor se resbala por mis espinillas. Nunca he sabido si sudar por las piernas es atípico. En el gimnasio, siempre mojaba el maillot por tres puntos muy concretos: ingles, pecho y bajo las rodillas, mientras que la mayoría lo hacía por el bigote o las axilas, incluso por la nariz y las cejas, y esta diferencia me desquiciaba. Cuando nos doblábamos por la mitad colgadas como jamones de las espalderas, el deseo de transpirar lo menos posible se convertía en un pensamiento que me acompañaba durante todo el ejercicio. Buscaba la perfección en la contorsión de mi cuerpo con la absurda ilusión de acabar sudando por los sobacos. Luego, al comprobar frente al espejo el afloro de mis exclusivos puntos de sudoración, mi semblante se tornaba serio. Estuve más de diez años luchando contra mi sistema sudoríparo y casi los mismos recibiendo felicitaciones de la profesora por la ejecución exitosa de las tablas de gimnasia. En una ocasión, le pregunté distentidadamente si podía ayudarme con mi atormentada duda, a lo que ella señaló, sin titubeos, que una acuciada hiperlaxitud de mis músculos y una ligera escoliosis descompensada, adquiridas de un tiempo para acá, eran las causantes. La gimnasia- me dijo- te ayudará a corregirte posturalmente.

Al poco dejé de ir. Había perdido motivación.

 

 

De repente veo aproximarse a un hombre que no me quita ojo. Palpo el escote para calibrar su apertura y acelero el paso. En la carrera, husmeo una pestilente olor procedente de la rueda delantera izquierda. Dedico una cara bien fea a uno que me adelanta arrastrado por su rottweiler. Comento la jugada a la Paula a modo de desahogo mientras ella se distrae con la minúscula etiqueta de su peluche.

 

Llegamos al estanco. Está a punto de cerrar, y en la entrada, una chica cargada de mecheros promocionales me pregunta si fumo. Mi naturaleza más poseedora me hace dudar y acabo por contestarle con un no poco convincente. Me acerco a la estanquera que permanece sentada tras la vitrina de las quinielas. Envío un fax. El sol entra por los agujeros de la persiana medio bajada. Las motas de polvo que a trasluz flotan delante de mis narices arrastran mis ojos por toda la expendeduría sin llegar a mirar nada.

Un chico renace bajo la celosía y franquea la puerta respondiendo a la perenne comercial con un , que fuma de todo lo habido y por haber pero que no quiere mandingas de mecheros ni historias. Lo escucho con un asombro disimulado y me repito a mí misma: "No los quiere ni regalados". En seguida ensalzo su personalidad guiada por esta apreciación. Estoy delante de un hombre de aquellos que pertenecen a la estirpe más sincera de la especie, con aplomo y sin doble fondo. Me gusta sentir estas cualidades pegadas a mi espalda y respirarlas en los escasos metros cuadrados de la tienda, y me gusta notar cuan de rápido trabaja mi intuición en el rastreo de lo verdaderamente esencial.

 

Se aproxima a donde yo estoy y se planta a mi lado. Me mira y yo le sonrío a modo de saludo, a lo que él achica los ojos y retuerce la nariz. Sin acabar de entender su expresión le remarco mi sonrisa. Finalmente me corresponde y sin dejar de mirarme exclama:

-¡Cómo huele a mierda aquí!-

Se queda más ancho que largo y yo doy por clausurado mi silencioso homenaje.

Muevo el carro como un cangrejo que busca sepultarse bajo la arena. El sudor cae por mi frente y mis axilas.

 

La estanquera me cobra 4 euros por 3 hojas.

 

Ya son las 2.

9 comentarios

yolijolie -

UY! jaja no por favor...
deja que siga imaginándote con un par de coletas asomando por la entrepierna ahora que aprietan estos calores africanos..
Un consejo: nunca te trasquiles.
Si he llegado tarde, mucho ánimo!

Que tengas un estupendo día Iago.

yakopolis -

perdón por la sutileza...

yakopolis -

yoli, podía ser peor, si tuvieras un culo tan peludo como el mío verías lo que es sudar...
jeje

yolijolie -

Nunca supe insistir,aunque acabe sudando igual. Espero me valga.
Un abrazo fmop.

fmop -

Todo es ponerse e insistir. Aunque se tenga que sudar.

yolijolie -

Tus amables palabras ventilan la ilusión que necesito para seguir haciéndolo.
Muchas gracias Peter.
Besos

peter -

Me encanta como escribes. Este relato, en especial, me fascina y me roba sólo 3 minutos!...qué pena que no sean más! muchos besos yolijolie, me fascinas.

yolijolie -

Pues mira que con lo que a ti te gusta hincarlos. Ah... por eso no tienes exámenes de recuperación en septiembre, claro... porque con la calor te sería imposible hacerlos, fíjate qué curioso...sisisi...


¿Por qué no me sudarían a mi también?

Besos mil rubia

Aliss -

Bueno yo creo que sí tenía una personalidad abrumadora. Consiguió que por fin sudaras por donde todos...
Yo le quiero conocer porque sudo por los codos y olle!, ay!, que rabia da cuando los apollo en la mesa, me resbalo y doy con la cara contra ella. ay!