Jorge Drexler
Me tiemblan las letras, éstas que se atreven a viajar hasta tu ordenador y las que se quedarán por escribir, que por vergonzosas no veré salir. Conocí la luz de tu discografía en algo más de 12 segundos gracias a la piratería. Acudí con sed de ti al Principal de Zaragoza y al Palau en Barcelona. Finalmente pagué el precio de tu arte cuando ya era incalculable y ahora dejo que lo copien los que están aún por venir. Enviarte mi más ferviente muestra de afecto. Un beso en tus esculpidoras manos que moldean melodías impacientes por nacer y gratitud inmensa por tu sabia manera de hacer que vea a través de tu boca. Me sumo al colectivo que se consuela, siente, crece, se alegra, se enamora, se sorprende, vive, con tu música, imposible ya de lograr sin tu existencia.
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