Pastora
Y me harté de verte después de mucho escucharte.
En la radio sonaba tu Lola como brisa de aire fresco en el panorama comercial. Bajé tus restos husmeando en Internet y en las Navidades del 2004 me los regalé.
En febrero del 2005 seguí tus huellas hasta el Faktoria de Terrassa y allí, en un ambiente fumeta y relajado de una treintena de personas, te descubrí. Recuerdo cómo, a un par de metros de mis narices, escenificabas tus letras y me las cantabas, por qué no, a mí.
Desde entonces, me has acompañado en coche hasta el trabajo con el aperitivo de las doce, he limpiado la casa como una auténtica mirona, me he duchado con tu mentira, y me reconcilio conmigo cuando no se puede más.
Espero que te dejes ver pronto para escucharte lo nuevo y sentirlo como eterno.