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Cada día hago menos y soy más

Best Seller

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He vuelto a dejar que me aplaque la opinión de un desconocido. Repaso las palabras justas que salieron de su boca y me percato que es su entonación lo que más me hiere. Pienso que lo que escuchamos viene más determinado por los gestos que vemos que por  las palabras que oímos, y también reparo en la rapidez con la que se pasa alguien por la entrepierna estos matices que yo contemplo.

Cautelosa me había acercado para suavizar los eslabones de los tristes pensamientos de aquella desconocida que lloraba frente a un gran ventanal por algo desgarrador:

-Sólo tienes que concentrarte en cualquier punto del infinito firmamento que se despliega esta noche ante ti -le decía mientras le señalaba el cielo- y recoger lo que nadie se para a ver. Verás qué llena de sensaciones te vas a sentir.

-¡¡Niña!!,-grita una persona dirigiéndose hacia ella. Me sustrae la mano que había aposentado en el hombro tras susurrar mi frase de buenas intenciones-las malas rachas pasan, y para eso estamos los amigos, no esos conocidos de los que solemos hablar en nuestras entretenidas comidas. Todos pasamos de vez en cuando por épocas así! pero, está claro que, suceden por algo. No sé muy bien por qué pero, lo averiguarás...seguro! Ah, y por propia experiencia te digo que mirando las estrellas las cosas no pasan, hay que afrontarlas sin miedo!

 

La confianza da asco pero la desconfianza también. ¿Qué coño sabe esta cómo afronto yo mis miedos?

 

Me produce resquemor notar ataques verbales mal hirientes escudados bajo la extrema energía que todo lo quiere resolver y decido marcharme. Alejarme físicamente me hace distar del momento, y cojo una perspectiva que sin moverme me cuesta. Al poco empiezo a estar donde yo lo dejé y pienso sobre mi manera de llevar las relaciones personales, alimentada por la simbiosis obtenida en ellas. La amistad se retroalimenta. Abrirme a nuevas personas me enriquece y nutre las consagradas. La antigüedad de un amigo acelera un perdón pero no lo excusa. La novedad es diferente pero no antagónica. El precio pagado esta noche por querer experimentar ha sido abandonar una fiesta a la que no debería haber ido y me ratifico en mi manera de ser haciendo las paces conmigo. Me consuelo, ya más tranquila, recordando la última despedida de soltera, que no me fue de perlas pero tuvo mejor final. Todo este arsenal de reflexiones me ha llevado de paseo a un parque que no conozco. Me detengo y me apoyo en una farola en la que los mosquitos buscan su luz en la noche. Observo que aunque peleones se entienden a la perfección pues ninguno se aleja cientos de metros a meditar. El esnifar de un perro a mis pies me abstrae de mi ensimismamiento.  Me hace ponerme firme pegada al farol. Un hombre distraído por completo lo lleva asido por el cuello y decido saludarle antes de que nos asustemos los dos, él por no percatarse de mi presencia y yo por miedo a una reacción asustadiza.  La noche es negra y mi vestido blanco de gasa transparente canta como los grillos en verano.

 

-Oye, perdona- le digo tenuemente- Perdona, lo siento. Sólo quería saber si tenías un cigarrillo. Te he asustado?

-Si. Estaba en mis pensamientos y no te he oído llegar ¿Qué hace una chica como tú por aquí a estas horas?

  Su pregunta me incomoda aunque sus palabras me rejuvenecen. Pienso sin dudar en excusar mi presencia con una mentira sin importancia, para no entrar en detalles que deseo olvidar.

-No podía dormir y hace una noche muy agradable. ¿Y Tú? ¿Tampoco puedes dormir?- el pavor del momento me hace interrogarle de manera infantil.

-Yo estoy trabajando y he salido a despejarme un poco con mi inseparable amiga. Soy escritor.

- ¿Y de que escribes? Le vuelvo a preguntar como pidiendo  tiempo muerto.

- He escrito algún libro pero ahora escribo relatos cortos para una revista.

-Caray… Qué emocionante.

-No te creas. Ahora mismo estoy desesperado por que no encuentro ningún tema para llenar mi trabajo. La creatividad, por desgracia, no tiene un interruptor para activar y desactivar… o te viene o no te viene.

Arranco a caminar y su perra se adelanta a mis pasos. Él se incorpora a nuestro ritmo tras tensarse la cuerda que lo sujeta.

-¿Y cómo son las historias que tienes que escribir?- Le reitero con el tema con ánimo de observarle mientras se explaya en contestarme. Acierto a pensar, mientras gesticula con una mano su estructurada respuesta por tenerla pensada, que ronda los cuarenta. Tiene un gesto agradable en su cara. Su chupa de piel desgastada es molde de su torso. La tranquilidad de su perra que lo mira con la lengua fuera me transmite la confianza de la que una persona desconocida carece. Me reconforta pensar que puede que el destino me premie finalmente con una interacción personal nueva interesante, y mi empeño en que así sea se realza a medida que lo oigo hablar:

-Bueno, pues escribo de todo y de nada. Historias cortas, en las que voy al grano, no me gusta perderme en muchas descripciones. También me gusta escribir en ellas cosas sobre mí, aunque lo mezclo con otras cosas inventadas y todo junto consigue dar personalidad a mis personajes. Intercalo algún dialogo donde cuelo algún ideal o algo que haga reflexionar a quien lo lea. Después añado algo de sexo o violencia, o las dos cosas juntas, por darle un toque más comercial y para rematar… un final lo más inesperado posible, algo que el lector no pueda ni imaginarse y que cuando acabe de leerlo no le salga decir otra cosa que… ¡Qué cabrón! Así, más o menos, son las historias que escribo… o me gustaría escribir.

Lo escucho con atención, y acierto a preguntarle si en algo puedo yo ayudarle pues la compañía es grata y el reto interesante. Mi imaginación no tiene límites, y quizá le aporte lo que le hace falta. Con escasa credulidad, se anima a contestarme la inesperada pregunta:

-Me hace falta una buena inspiración, una musa que baje y logre que mi imaginación funcione y me ayude a encontrar a ese personaje que de solidez a una buena historia.

Se calla. Nuestro paso se detiene justo delante del portal de una casa.

-¡Bueno!.-intercepta.- Aquí vivo yo.

 

Sin saber bien con qué entrecortadas frases acompañadas de gestos afables, acabo entrando en su casa. Observo de un vistazo que todo el salón huele a escritor. Al fondo, un ordenador encendido y un cenicero repleto de inspiraciones apagadas. A los lados, estanterías colmadas de libros viejos por releídos. Y en la entrada, yo, el capricho de un creador. Mi atisbo no relativiza el tiempo pues tengo conciencia de que permanezco de pie buen rato esperando su vuelta con dos gintonics.

Su tardanza me hace indagar qué habitación lo tiene retenido sin dejarlo salir. Sigo el rastro del pasillo que lo ha raptado, y asomo mi cabeza por las dos habitaciones que me cruzo. Ambas están completamente vacías y tienen en común el color rojo de sus paredes y las cortinas de gasa blanca de escasa largura. Su voz turbada pero silenciosa me llega de la última habitación del pasillo. No acierto a entenderle y me acerco hasta la puerta sin que me vea.

-Ya tengo mi historia, ya tengo mi historia, ya tengo mi historia, ya tengo mi historia, ya tengo mi historia.....- le oigo decir. Asomo mi cabeza. Cajas y escombros amontonados en la entrada de la habitación me entorpecen verlo. Se percata de mi presencia al derrumbarse una de ellas y se descubre ante mi completamente desnudo. Me mira con los ojos exacerbados y mi invita a pasar, con la misma calma con la que una hora antes yo lo invité a charlar. Alarga su mano para ayudarme a  entrar con el mismo gesto afable con el que me convidó a su casa.

-Esta noche tú has  reencarnado un personaje- me puntualiza en susurros- he hablado de mí y hemos dialogado. Ahora- prosigue, mientras me enseña su erección- estoy teniendo sexo contigo mientras me pajeo pensando en ti, oooh mi musa...

y……¿ahora? , ¿ qué toca ahora?- canturrea sonriente mientras desenvaina un cuchillo de entre cartones que alcanza a rasgar la manga de mi vestido.

Pego un chillido ensordecedor que me lo guillotina con una bofetada que me abre la mejilla haciéndome caer de vuelta al pasillo.

Estoy aterrorizada, trato de incorporarme con todo mi cuerpo tembloroso. Recorro el pasillo pero mis piernas flaquean y tropiezo una y otra vez, aterrada por querer salir.

Salgo despavorida queriendo retomar el paseo de vuelta. Busco enloquecida el punto de luz de la farola que nos presentó para huir con vida de allí pero la negrura espesa de la noche me confunde. Agarro al chucho para que me indique el camino y su naturaleza fiel me ayuda a correr lo que mis pies dan de sí. Sin mirar atrás  corro, corro y corro hasta llegar a la carpa de donde no debí salir. Allí nadie me ha echado de menos pero yo a ellos sí.

  

Busco el gran ventanal donde poder contemplar la noche que empieza a abrirse. Mis ojos llorosos turban el horizonte pero la perra relame mis mejillas mojadas. Las dos hemos salido del infierno de un perturbado. Empiezo a buscar consuelo en mi atormentada existencia y recuerdo mi afirmación categórica: yo pienso que lo que escuchamos viene más determinado por los gestos que vemos que por  las palabras que oímos aunque reparo en la rapidez con la que se pasa alguien por la entrepierna estos matices que yo contemplo. Rompo a llorar.

El precio pagado esta noche por querer experimentar, ha sido abandonar una fiesta a la que no debería haber ido, pero me ratificaré en mi manera de ser, y volveré a hacer las paces conmigo.

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La historia original de la cual surge este plagio es de Akiv, un gran escritor que no debería fiarse de sus lectoras, por inspiradores que puedan resultarle sus comentarios....... ;-) 

 

Un beso!

 

5 comentarios

gracias de yoli -

Gracias por el incondicional cariño que ponéis siempre en lo que tiene que ver conmigo.
no vamos bien...
Gracias por vuestro tiempo. Esto de hoy era un suplicio, espeso y larguete.
Hoy especialmente me hacía ilusión compartir esta vivencia de cooproducción literaria (él, buen entendedor de la empresa de creación, yo, especialista en la máquina de cafés de dicha empresa) con quien gustase de leerlo.
Gracias por las abstenciones de los comentaristas que han pensado que mejor aguantarse los descalificativos que, por escrito, pierden fuerza (sisisisi..)
y gracias por las gracias que tenéis y que me hacen mu feliz.
Un abrazo.




Xavi -

Me pareceis tú i Akiv dos personajes de lo más interesantes!, lástima que de momento,...nunca se sabe..., no soy escritor; pero si lo fuera, seríais unos personajes geniales. Sobre todo tú, Yoli. Lo digo por que eres el personaje que tengo más "estudiado", y que me tiene más encandilado! ;-)
Me ha encantado tu relato YoliJolie!
Mmmmua!

suleiman -

Estoy con Akiv, de ambas historias complementarias resulta una ciertamente fantástica. Mi enhorabuena a ambos y mi agradecimiento por ofrecerme momentos de lectura tan agradables.

yoli -

jajajaja

Akiv -

Vaaayaa.... Espera, que me he quedado con la boca abierta y aún me cuelga la mandíbula... Ya.
Alucinante.. Y aclarar a todo el que lo lea que esto no es un plagio, es un complemento. En realidad, somos dos personajes que todavía no hemos encontradoel el escritor que nos entienda... ;-)
Un besazo.....

PD. Te pillo la foto pa ponerla en mi blog. (Ves?, esto SÍ es un plagio)